David
"Hola en esta foto os presento a mi peloncete recién trasplantado de médula con sus Doctores Sonrisas...
Todo empezó el 4 de julio de 2010 cuando, tras ser vacunado para la alergia, le vi tres puntitos rojos pequeñitos al lado del pinchazo. Se lo enseñamos al médico y ahí saltaron todas las alarmas; no eran puntitos, eran petequias. Fuimos directamente al hospital y ya nos quedamos ingresados tres días. Como las analíticas se iban complicando, el domingo partíamos angustiados hacia Madrid (Hospital de La Paz), mi casa durante mucho tiempo, con sospecha de leucemia.
Recuerdo ese día como el más triste de mi vida. No sé como explicar lo que sentí. Es como que en ese momento se te rompe todo. A los cuatro días de estar allí, tras una punción, los médicos nos dijeron que no era una leucemia, que en su cuerpecito no había ninguna célula maligna. Uf, qué alegría... pero duró poco pues nos dijeron que podía ser una Aplasia Medular, una enfermedad muy grave.
Y así fue, tras 15 días esperando una biopsia, nos confirmaron la enfermedad. A partir de ahí, transfusiones de sangre, plaquetas, etc. y a esperar un donante.
En agosto de 2011 nos avisaron de que había un cordón para David con una compatibilidad del 75%, pero que para su enfermedad, podía servir. El día 29 de agosto ingresamos y el 6 de septiembre le trasplantaron. Todo fue bien, prendió a los 12 días, pero en cuatro días según vino se fue y ahí apareció otra vez la angustia. Mi niño estaba a cero y corríamos muchos riesgos de infecciones y el problema es que no había médula.
Recuerdo el día que me dijeron que le harían un trasplante con mis células. No sé si fue alegría o tristeza lo que sentí, pues los riesgos eran altos, sólo un 50%, pero era un rescate y no había otra cosa. Durante esos días yo me consolaba diciendo que algo más tenía que haber que esos nueve meses en mi vientre, de algo más tenían que valer.
Así fue, el día 26 de octubre (como dice mi chico David) nos trasplantamos y el 9 de noviembre nos daban la feliz noticia de que la médula había prendido. Todo fue ya viento en popa y muy rápido. El día 23 de noviembre ya estábamos fuera del hospital. Si bien es cierto que después de la mala suerte de pasar por dos trasplantes, podemos decir que hemos tenido muy buena suerte, pues no cogió nada de nada. El único efecto del trasplante fue la pérdida del pelo, y desde ese 23 de noviembre no hemos vuelto a ingresar.
Ahora estamos preparando la fiesta del cumple-trasplante, y espero que sea una fiesta donde vamos a recordar todo lo bueno que hemos vivido en estos dos añitos, que ha sido mucho.
Un besito desde Ponferrada".
Luisa, madre de David