Iñaki
Mi nombre es Iñaki y en septiembre de 2002 fui diagnosticado con Leucemia Mieloide Crónica.
Es ese momento tenía 27 años y una firme creencia de que era invencible y que nada podría pararme jamás. Hoy tengo 36 años y afortunadamente sigo pensando lo mismo.
En mi caso me siento afortunado ya que no tuve que sufrir la quimioterapia, ni radioterapia, ni someterme a trasplantes de médula. Físicamente debo confesar que no he sufrido, aunque psicológicamente pasé momentos muy complicados. Y es que con 27 años que te digan que tienes un cáncer hace que todo se tambalee y te des cuenta de la debilidad del ser humano.
En aquel momento tenía una novia preciosa que hoy es mi mujer y a la que debo todo en esta vida. Ella fue quien me animó en mis peores momentos, la que arriesgó todo por seguir a mi lado y la que después de 10 años me ha dado 3 hijos maravillosos.
Y pensar que en mis charlas iniciales con los médicos me hablaban de 12 años de supervivencia, de esterilidad y de incertidumbre... Cómo cambian los tiempos y que afortunados somos los que vemos como el tiempo corre a nuestro favor gracias a investigadores empeñados en erradicar la enfermedad más devastadora del planeta.
De estos 10 años recuerdo el nerviosismo inconsciente cada vez que se acercaba una revisión médica, la sensación de sentirme como un yogurt con la fecha de caducidad en la frente, cómo aquella enfermedad desestabilizó mi vida, fracturó la seguridad en mi mismo e incrementó mi egoísmo.
Hoy sigo enfermo. Mi enfermedad crónica vive conmigo, pero mi situación es estupenda. Remisión completa, tratamiento con Glivec, fósforo bajo, vitamina D que sube y baja, calambres musculares y optimismo a raudales.
Mi médico me empieza a hablar de décadas y décadas de esperanza de vida. Me habla, también, de que el futuro llegará con la curación. Me habla de nuevos tratamientos más efectivos que ya están aquí y que seguirán llegando. Y ése es el mensaje que quiero transmitir a aquéllos que, como yo, están viviendo su enfermedad.
Cuando llevaba 5 años conviviendo con mi LMC coincidí con Juan en el BOX de extracciones de Hematología. Juan era un chaval más joven que yo, al que le acababan de diagnosticar una LMC y estaba hecho un manojo de nervios. Me recordó tanto a mí, que mi instinto me obligó a darle una palmada en la pierna, mirarle a los ojos y decirle – "Tranquilo. Parece grave, pero te garantizo que no tienes por qué preocuparte" – A fecha de hoy, nunca he vuelto a coincidir con Juan en los pasillos de Hematología y estoy seguro que ni siquiera se acuerda de mí, pero reconozco que ése era el mensaje que yo hubiera deseado escuchar aquel día de septiembre de 2002.
Como veis mi historia es de felicidad y aunque padezco una leucemia, soy un afortunado al lado de casos más complejos y no tan optimistas como el mío. Pero si mi testimonio puede ayudar a llenar de ilusión y esperanza a aquellos que están sufriendo o no son conscientes de la existencia de estas enfermedades, quedo a vuestra disposición. Estaré encantado de colaborar con vosotros el 23 de Junio.
¡Gracias por escucharme!
Un fuerte abrazo y gracias por vuestra labor.
Iñaki
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