Juan Antonio
"Poder donar médula ósea es de lo más gratificante que me ha pasado en la vida."
"En febrero de 2010 se puso en contacto conmigo el Centro de Transfusiones de la Comunidad de Madrid, ya que se había encontrado un posible receptor con el cual era compatible. Me hicieron unas pruebas adicionales y a la semana siguiente me confirmaron que efectivamente se confirmaba la compatibilidad. Las sensaciones en esos días son difíciles de describir, porque se juntan los nervios propios de un ingreso hospitalario con la ilusión de poder ayudar a una persona enferma, además del miedo de que en las dos semanas que restaban para la intervención ocurriera algún imprevisto (enfermedad por mi parte, etc.) que lo impidiera.
Una semana antes de la fecha fijada para la extracción, tuve que ir al Hospital de la Princesa para que me hicieran todas las pruebas preoperatorias y unas extracciones de autotransfusión. Fue bastante divertido porque en cuestión de 2 horas me hicieron 5 o 6 pruebas que normalmente se hacen en varios días. Yendo hacia el trabajo después de las pruebas se me caían las lágrimas, no sabría decir si de alegría o de tristeza, pensando en aquella persona que necesitaba mis células progenitoras para poderse curar.
Esa última semana previa a la extracción fue un suplicio, porque en lugar de hacer vida normal intenté cuidarme y protegerme más de lo debido. Me estaba preparando para correr una maratón y dejé de correr, me abrigaba hasta arriba para no resfriarme, elegía la comida con lupa... El caso es que dos días antes me empecé a notar dolor de garganta y fiebre y pensaba que se iba a echar todo a perder pero yo creo que fue más sugestión que otra cosa, porque finalmente no me ocurría nada. Ingresé el día anterior a la operación y todo era nuevo para mí, porque nunca antes había estado ingresado. El tratamiento que recibí del equipo médico y enfermeras en el Hospital de la Princesa fue en todo momento increíble, me trataron como un huésped y fueron muy atentos conmigo.
Llegó el día "D". Me bajaron en camilla y en ayunas al quirófano y me durmieron sin darme cuenta, y cuando me desperté ya estaba hecho. Me dijo el hematólogo que mis células estaban de camino hacia el receptor, que todo había ido bien y que habían sacado el doble de lo normal por si le hacía falta una 2ª donación.
Dos semanas después me puse en contacto con la persona de la Fundación Carreras que lo había gestionado todo, para preguntarle por el estado del receptor, y me dijo que todo había ido bien y que había que esperar la evolución.
Mi satisfacción era total, y la alegría por esa persona indescriptible. Yo soy padre y pienso en lo que deben pasar esas personas que tienen a sus hijos o familiares ingresados y, sólo por eso, ya merece la pena hacerlo.
Un par de días de molestias en la espalda a cambio de una vida y un mundo de alegría. ¿Quién puede negarse?"
Un saludo,
Juan Antonio
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