Entrevista a Núria, ex-paciente de leucemia
Núria tiene 34 años y vive en la provincia de Barcelona. En el mes de diciembre de 2007, ocho palabras le cambiaron la vida: leucemia mieloide aguda con inversión del cromosoma 16. Tenía 30 años y 6 meses antes se había casado con su novio Toni. Trabajaba como psicóloga clínica en un hospital y le gustaba mucho su trabajo. Aunque pensó que no podría tener hijos debido a las sesiones de quimioterapia recibidas, hoy es madre de Martí, de 19 meses y espera otro niño, Guillem.
Núria, con su marido, Toni, y Martí.
-En 2007 te diagnostican una leucemia aguda. ¿Cómo era tu situación personal en aquel momento?
Me había casado el 9 de junio de 2007 con Toni, nos acabábamos de cambiar de piso y trabajaba de psicóloga clínica en el Hospital de Terrassa. Ésta era mi situación personal previa al diagnóstico de leucemia. Dedicaba mi vida a disfrutar de mi trabajo, mi marido y mis amigos. Jugaba a fútbol sala a nivel amateur, sin demasiado éxito a nivel futbolístico, pero con gran satisfacción por el hecho de formar parte de un equipo de chicas extraordinarias.
- ¿Cuáles eran tus planes de futuro? ¿Te planteabas tener hijos?
Uno de mis planes de futuro consistía en seguir trabajando para mejorar en mi carrera profesional. Estaba coordinando la Unidad de Juego Patológico del Hospital de Terrassa y tenía en marcha, entre otros muchos proyectos, un estudio científico. Además, a nivel personal quería disfrutar de mi vida en pareja y de mi entorno. El hecho de tener hijos no era una prioridad inmediata pero sí que era un objetivo a medio plazo.
- Inmediatamente comienzas el tratamiento de quimioterapia. ¿Qué pasa después? ¿Cómo era el tratamiento al que te tuviste que someter?
Después de un primer ingreso y una primera sesión de quimioterapia, la leucemia empezó a remitir. A este primer ingreso, le siguieron dos más que permitieron establecer el diagnóstico de remisión completa. No me tuve que someter a ningún tipo de trasplante de médula.
El tratamiento consistía en la administración de quimioterapia por vía venosa que te dejaba sin glóbulos blancos (sin defensas). Esto comportaba un riesgo de infecciones muy elevado hasta recuperar el nivel adecuado de defensas, por esto los ingresos eran prolongados (3-4 semanas) y con medidas extremas de control para evitar contagios.
- ¿En algún momento te informan de que el tratamiento que estás recibiendo te puede dejar secuelas y puedes quedarte estéril? ¿Cómo reaccionas ante esta noticia? ¿Cómo reaccionó tu pareja? ¿Planteaste este tema con tus médicos desde un principio?
No recuerdo exactamente si durante el primer día de ingreso, en el que me hicieron un montón de preguntas y me dieron muchísimas explicaciones sobre la enfermedad y el tratamiento, fueron los médicos los que me plantearon la existencia de las secuelas en relación a la esterilidad, o si fui yo la que lo preguntó.
Si que recuerdo plantear la posibilidad de posponer el tratamiento con quimioterapia para poder guardar alguno de mis óvulos, pero la doctora me recomendó no hacerlo, puesto que era prioritario iniciar la quimioterapia, y la intervención para guardar óvulos exigía aplazar el tratamiento un mínimo de quince días. En aquel momento, debido al bloqueo emocional que sentía a raíz del diagnóstico, no me preocupó en exceso el hecho de que en un futuro no pudiera tener hijos. Tanto Toni como yo teníamos claro cuál era la máxima prioridad en aquel momento y los dos creímos que la adopción podría ser una solución.
Fue estando de alta, plenamente recuperada de la leucemia, cuando me empecé a sentir triste por la posible incapacidad de tener hijos. Aunque teníamos claro que habíamos hecho lo correcto, sentía rabia hacia la enfermedad y hacia la situación en general. Poco a poco fui asumiendo que había que aceptar la situación, que me tenía que sentir afortunada por haberme curado y que había otras opciones para tener hijos.
- En el momento en que tú estuviste ingresada, ¿había psico-oncólogos en las unidades? ¿Y asistentes sociales o psicólogos? ¿Te ayudaron de alguna manera? Y tu familia, pareja y amigos, ¿cómo te apoyaron?
Sí, en todo momento tuve el apoyo de todo el mundo. La persona que más me ayudó durante todo el proceso fue Toni. No se movió de mi lado y consiguió que incluso en algún momento me olvidara de la situación de ingreso e aislamiento que suponía el tratamiento. Además, el hecho de que fuera médico y conociera a fondo la enfermedad y los efectos del tratamiento hicieron que supiera "CÓMO" estar a mi lado en todo momento. Aparte de él, debo decir que tanto mi familia, especialmente mi madre, como la familia de Toni y todos los amigos estuvieron a nuestro lado cada día. Supieron entender y respetar que en determinados momentos la mejor manera de ayudarnos era no viniendo a vernos o hacernos compañía desde la puerta de la habitación para evitar el riesgo de infección. Durante aquellos meses pude corroborar que mi vida previa a la leucemia había estado rodeada de grandes personas.
Dentro del equipo de profesionales del Hospital Duran i Reynals sí que había psico-oncólogo. Yo no necesité su intervención a nivel profesional, pero sí que lo tuve a mi lado puesto que era compañero y amigo mío de profesión. El resto de personal sanitario del hospital también supo darme el apoyo médico y emocional necesario en todo momento.
- Una vez superada la enfermedad, te quedaste embarazada. ¿Fue una sorpresa?
Sí, ocho meses después de recibir el alta hospitalaria, me quedé embarazada. No habíamos tomado ninguna medida determinada, simplemente nos dedicábamos a vivir, a aprovechar y disfrutar al máximo el día a día, y a intentar no obsesionarnos con la posible incapacidad de tener hijos. Habíamos decidido posponer durante un tiempo este tema, y nos habíamos propuesto iniciar, más adelante, la adopción como posible solución. Por este motivo, fue una sorpresa increíble puesto que teníamos muy asumido que lo más probable era que no pudiéramos tener o, por lo menos, que nos costara conseguirlo.
Núria y Martí hace un año
- Ahora que tienes un niño precioso y otro en camino, ¿qué le dirías a una mujer que actualmente está pasando por un diagnóstico así?
Lo primero que le diría es que la prioridad principal ante el diagnóstico de leucemia es curarse. Si no te curas, seguro que no podrás tener hijos y, en cambio, si consigues vencer la enfermedad, podrás conseguir todo lo que quieras. No creo que obsesionarse por la posible esterilidad sea una buena actitud para afrontar todo el proceso que esta enfermedad comporta.
Una vez superada la enfermedad, quizás la única cosa que no podrás hacer sea quedarte embarazada, pero esto no elimina la posibilidad de tener hijos. Ahora que mi hijo Martí ya tiene diecinueve meses puedo afirmar que lo mejor de los hijos, no es sólo el hecho de parirlos, sino la posibilidad de disfrutar de ellos cada día y verlos crecer.
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