Vanesa

Vanesa, ex-paciente de Linfoma de Hodgkin

Cumplía 31 años y, aun estando sometida a pruebas médicas, no sabía lo que la vida me iba a deparar un mes después.

Después de tres meses, los médicos dieron con un diagnóstico inesperado incluso para ellos. Lo definieron como un caso diferente a los demás. Mis síntomas no apuntaban a ese final: Linfoma de Hodgkin. Cuando el médico me dijo que tenía un Linfoma de Hodgkin, yo nunca había oído antes ese nombre. Con sensibilidad, pero también con firmeza, me explicó qué me estaba pasando y lo que me iba a pasar....

Ese día, mi vida y la de mi familia cambiaron y empezaron a ser otras. Sólo podía pensar '¿por qué a mí?', con tanta gente que hay en el mundo. No entendía por qué la vida me ponía una prueba así de dura.

Empecé el tratamiento de quimioterapia, un tratamiento duro y largo (así lo describió el médico) con caída del pelo o posibles náuseas, entre muchas otras cosas. Pero eso sería lo que me curaría y me devolvería la calidad de vida.

El tratamiento me lo administrarían a través de una vía en el brazo que la tendría que llevar casi ocho meses. Eso me iba a privar de lo que más me gusta hacer, mi trabajo y hobby: nadar y el mar. No podía ni imaginar que no podría hacerlo. Me sentí desesperada. Era lo peor que me podían haber dicho: no podría nadar en muchos meses.

Vanesa, ex-paciente de Linfoma de Hodgkin y nadadora

El tratamiento fue como lo describió el médico: duro, muy duro, y largo, muy largo. Fueron dieciséis sesiones de quimioterapia, ocho meses de náuseas de principio a fin. Podría contar cosas mucho más duras pero decidí que me quedaría sólo con las cosas buenas que viví, porque también las ha habido.

Tuve que aprender a disfrutar con más intensidad de los días que me sentía bien, a disfrutar de mis padres y de sus cuidados, a aprender a dejar que me cuidaran (como decía mi doctora: 'aprender a vivir como una marquesa y dejar de hacerme la nadadora') y a dejar quererme por mi amigos que siempre han estado ahí.

Mi recuperación fue lenta pero, poco a poco, recuperé mi peso y mi forma física. Paso revisiones periódicas y van saliendo bien, no quiero ni pensar que ese bicho puede volver a mi sangre, a mi vida.

He aprendido a darle el valor que cada cosa se merece. El mayor valor es la salud y, con ella, puedes conseguir todo lo demás.

Después de todas las cosas que he vivido, mi vida actual ha cobrado más fuerza y he incorporado nuevas cosas a las que hacía antes. Una experiencia así te marca para toda la vida. A mí me gusta recordar todo lo que pasé, para no olvidar por qué mi vida tiene el sentido que tiene hoy.

Vanesa, ex-paciente de linfoma

He vuelo a mi trabajo como monitora de natación, he vuelto a nadar y a poder competir más y mejor. De nuevo, soy NADADORA.

He podido cumplir uno de mis sueños junto a una amiga muy especial: fundar un club de Natación en el lugar donde vivo, Salou, y enseñar a muchos niños el amor por la natación a través de mí y de todo lo que me enseñaron mis entrenadores.

Con este resumen de mi historia quiero dar ánimos a todas las personas que están pasando estos malos momentos de la enfermedad. Quiero transmitirles que no pierdan la esperanza de curarse, porque pueden cumplir todos sus sueños, y que nunca olviden quienes son: "PERSONAS ESPECIALES PORQUE LA VIDA LES ELIGIÓ A ELLOS".

Vanesa

Si quieres informarte sobre qué es la donación de médula ósea para ayudar a muchos pacientes de leucemia a tener una oportunidad de curación, haz clic AQUÍ. Recuerda que la donación de médula ósea es altruista, anónima y universal. Si te inscribes como donante de médula ósea, has de estar dispuesto a hacer efectiva la donación para cualquier persona del mundo que lo necesite. Si quieres más información, escríbenos a donants@fcarreras.es o llámanos al teléfono gratuito 900 32 33 34.

También puedes hacerte socio de la Fundación Josep Carreras. Con muy poco, nos ayudarás a continuar investigando.

Página web actualizada 09/07/2019 16:37:25